REUNIÓN
Tras haberla visitado recientemente me he dado cuenta que "la joya de las mascareñas" es de esos pocos sitios que todavía quedan por descubrir. Una isla con paisajes excepcionales ideales para hacer senderismo o una buena ruta en coche, una multiculturalidad que se plasma como ejemplo al mundo de convivencia de razas y religiones. Y, en definitiva, un alegato a la naturaleza más salvaje en la que, si tienes suerte podrás contemplar en erupción al gran volcán Piton de la Fournaise o darte un baño junto a ballenas y delfines. Y, para más inri, la gastronomía de la isla, la cocina criolla, te dejará sabores a curry y a vainilla en muchos de sus platos. ¿Se puede pedir más?
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